«Rapaport da por muerto el Proceso de Kimberley». He aquí el titular de una noticia publicada en el medio sectorial DiarioJoya con fecha 13 de julio de 2022 de la que quiero destacar un párrafo:
En una dura alocución de más de dos horas en el marco de la pasada feria JCK de Las Vegas, el presidente del grupo Rapaport y uno de los empresarios más influyentes en la industria del diamante, aseguró que “el Proceso de Kimberley certifica activamente ‘diamantes de sangre’ y otros envueltos en violaciones de los Derechos Humanos”.
Este sentimiento es el mismo que se desprende del artículo firmado por Rob Bates el 14 de julio en JCK Magazine: «Some Countries Feel Kimberley Process No Longer Works: NGO». Soy José Francisco Alfaya, impulsor de 925lab, y creo que merece la pena prestar atención a este asunto. ¿Y tú?
¿Es esto una sorpresa?
En la conferencia «El impacto del consumo responsable en la comercialización de joyas», que tuve el honor de impartir en el I Congreso Congreso Joyas Sostenibles, que se celebró del 3 al 5 de junio de 2021, ya expuse lo siguiente:
El Proceso Kimberley surgió de una reunión de los estados productores de diamantes de África en Kimberley, Sudáfrica, en mayo del año 2000. En diciembre de ese mismo año la Organización de las Naciones Unidas elaboró una resolución para la creación de un sistema de certificación que garantizara que los diamantes no habían sido vendidos para financiar guerras civiles. En Noviembre del 2002 el Proceso Kimberley se pactó entre los países productores y compradores de diamantes y compañías que se dedicaban a la producción de diamantes, destacando De Beers y World Diamond Council.
A esta breve introducción sobre el nacimiento del Proceso Kimberley le seguía el siguiente titular de una noticia publicada con fecha 19 de noviembre de 2019 en el Diario Gold&Time: «El Proceso Kimberley fracasa en su intento de consensuar cambios sustanciales».
Pero es que ya en el curso online que vio la luz en julio de 2017, «El futuro de la joyería en el canal retail: claves para triunfar en el S. XXI», afirmaba «[…] el Proceso Kimberley es una realidad desde hace décadas. Por desgracia, se queda corto». Salta a la vista, por tanto, que esto no es nuevo, no cabe sorpresa alguna. El Proceso Kimberley lleva mucho tiempo «pudriéndose» y si la industria del diamante no endereza el rumbo, las consecuencias a medio y largo plazo van a ser graves y van a repercutir de forma muy directa en el sector de la joyería a escala global.
El detonante
Como ya he comentado, la decadencia del Proceso Kimberley comenzó hace años y esta pérdida de relevancia obedece a su falta de adaptación a las demandas de una sociedad civil cada vez más exigente el ámbito de la Responsabilidad Social Empresarial (RSE): «garantizar» que los diamantes no sirven para financiar a grupos insurgentes resulta del todo insuficiente cuando la alargada sombra del abuso (carencias en el respecto a los derechos humanos) y de la corrupción hace acto de presencia.
Es evidente que la invasión de Ucrania por parte de Rusia ha dado el golpe de gracia, ya que no cabe duda alguna de que los dividendos de Alrosa, una empresa participada por el estado ruso, han servido para financiar este conflicto bélico. La inoperancia del sistema ha quedado patente una vez más, pero la gravedad de la situación marca un punto de no retorno.
Insisto: nada de esto es inesperado. En febrero de este mismo año publiqué el artículo «La encrucijada del mercado del diamante tras la invasión de Ucrania», que ya anticipaba lo que iba a ocurrir.
Las consecuencias
El newsletter de 925lab del mes pasado incluía dos párrafos dedicados al diamante. En concreto:
Esclarecedor análisis del mercado de la joyería con diamantes en EE.UU. por Edahn Golan: «Brace Yourself, The Decline is Here». Este artículo es una continuación del anterior y merece la pena leerlo con calma: «Lab Grown: All Fears Materialized». Concluye que la pujanza del diamante sintético en el mercado de la joyería nupcial es algo que está ocurriendo en el mercado estadounidense casi en exclusiva, pero… ¿será algo extrapolable a otros mercados? ¿En qué plazo? «Lab-grown diamond rings now make up over half of engagement sales for London jeweller».
El Consejo Mundial del diamante reclama reformas en el Proceso Kimberley («WDC calls for further KP reform»)… sin éxito. Como se suele decir, «crónica de una muerte anunciada»: «Rusia impide el debate para revisar la definición de ‘diamantes de sangre’». ¿El Proceso Kimberly es suficiente para responder a las expectativas del consumidor de hoy? Si la respuesta es negativa, ¿sigue resultando útil para las industrias del diamante y de la joyería? En caso de respuesta negativa, ¿hasta cuándo podrá el sector permitirse el «lujo» de seguir así? «Todo está interconectado».
Eres capaz de atar cabos entre ambos párrafos, ¿verdad?
¿Y ahora qué?
Lo que es evidente es que los «alumnos aventajados» ya están posicionándose. Tal y como avanzaba en enero de 2021, la trazabilidad plena tendrá que convertirse en una realidad antes o después, tal y como reflejaba en el artículo «¿Y si la trazabilidad de los diamantes desde origen estuviese más próxima de lo que piensas?». El colectivo de alumni del Gemological Institute of America (GIA) recibimos el pasado 28 de julio un boletín anunciando el lanzamiento de su esperado servicio de verificación de origen (hecho público mediante esta nota de prensa: «GIA Source Verification Service Launched»), pero su recorrido será escaso mientras siga tomando el Proceso Kimberly como punto de partida.
Podemos seguir mirando hacia otro lado o podemos tratar de impulsar transformaciones antes de que sea demasiado tarde. Es algo que está en nuestras manos, como industria. No hacerlo a tiempo provocará daños irreparables en la imagen del diamante como producto de consumo, minando la posición del diamante de extracción y reforzando la del diamante sintético.
La siguientes preguntas van a necesitar respuestas y, preferiblemente, más pronto que tarde:
- ¿Qué podemos hacer para promover cambios?
- ¿Qué vendrá después del Proceso Kimberly?
Es probable que me pase una temporada sin escribir sobre el diamante… y espero que la próxima vez sea para anunciar avances. Quiero pensar que será así. Conseguirlo es cosa de todos.
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