Big data, deep learning, inteligencia articial… quizás todo esto te suene un poco futurista, pero no es nada que esté alejado de la realidad del sector joyero. Es más, ¿eres consciente de que en nuestro sector ya se está librando la guerra por los datos? Pues sí, ha comenzado una guerra encarnizada en la que, créeme, vamos a vernos todos envueltos.
Las grandes multinacionales del sector llevan tiempo implementando medidas para recabar la mayor cantidad posible de datos, a ser posible en tiempo real, acerca del comportamiento de sus carteras de productos, tanto de forma directa (derivados de su propia operativa) como indirecta (generados por terceros, como tú): ventas, devoluciones, etc. Como es natural, cuantos más datos puedan conseguir, más precisa y global será la información que obtengan de su análisis.
¿A qué me refiero con «datos obtenidos de forma directa e indirecta»? Esta pregunta es fácil de responder:
- Datos obtenidos de forma directa: comportamiento de su cartera de productos a través de canales de comercialización propios, como sus propias boutiques, sus puntos de venta efímeros, su tienda online, etc.
- Datos obtenidos de forma indirecta: comportamiento de su cartera de productos a través de canales de comercialización ajenos, como las joyerías multimarca, distribuidores mayoristas en el mercado internacional, etc.
Dicho de otra forma: si vendes productos de las marcas más conocidas o estás considerando la posibilidad de hacerlo, comienza a preparar tu contestación para cuando te «inviten» a compartir con ellos los datos que genera tu empresa. ¿Nunca te has preocupado acerca de cómo recabar esta información? Entonces ha llegado el momento de que te lo empieces a plantear porque cada vez es más importante recopilar, almacenar, tratar y analizar los datos que genera la actividad de tu negocio.
Es probable que ahora mismo te estés preguntando… ¿por qué tanta hambre de datos? La respuesta es sencilla: estrategia de negocio.
Joyería, estrategia de negocio, información.
El concepto «estrategia de negocio» suena abstracto. Grandilocuente, incluso, para muchos pequeños negocios. Y, sin embargo, todas las empresas necesitan trazar una hoja de ruta, sea cual sea su tamaño. Eso sí, para elaborar esa hoja de ruta van a necesitar saber tres cosas:
- Dónde se encuentran.
- Adónde quieren ir.
- Qué acciones van a acometer para recorrer este camino.
Hace unos días revisaba esta entrevista a Dan Wagner publicada por McKinsey&Company, responsable de análitica de datos de la última campaña electoral de Barack Obama. La entrevista es realmente interesante puesto que Dan Wagner comparte sus reflexiones acerca del papel que va a jugar la experiencia en la toma de decisiones, sabiendo que nos dirigimos a una realidad cada vez más condicionada por la disponibilidad de información.
Afirmaba Dan Wagner:
«Cuando la reduces a sus principios esenciales, la estrategia es, para mí, tres cosas. En primer lugar, es una valoración de lo que piensas que es cierto hoy. En segundo lugar, es una predicción de lo que piensas que va a ser cierto mañana. Y, en tercer lugar, es una decisión de cómo vas a asignar tus recursos entre cualquier número de distintas alternativas basadas en tu predicción de la verdad».
Hasta ahora este proceso ha sido acometido por personas. En concreto, por aquellos profesionales en los que se depositaba esta responsabilidad en virtud de su experiencia, su trayectoria y su conocimiento del contexto para anticipar los escenarios más plausibles y actuar en consecuencia. Es decir, qué opciones debían ser consideradas, cómo debían invertirse los recursos de la organización y a quién encomendar las distintas tareas a ejecutar.
Sin embargo, la creciente cantidad de información disponible está produciendo grandes transformaciones. Algoritmos predictivos cada vez más potentes nos ofrecen vaticinios cada vez más certeros, de modo que la incertidumbre se reduce y la capacidad de decisión de los profesionales se ve complementada por el uso de estas herramientas.
Afirmar que la información es poder no es decir nada nuevo. Lo que sí es nuevo es que cada vez disponemos de herramientas más fiables para conocer la realidad y anticipar escenarios futuros. La intuición está cediendo el protagonismo a un conocimiento exacto, cuantificado, de la realidad.
El poder del big data y las tecnologías predictivas en la industria de la joyería
¿Significa todo lo anterior que muchas decisiones empresariales van a ser tomadas de forma automatizada, aplicando los resultados obtenidos mediante el uso de algoritmos? Sin duda. Por ejemplo, en lo que se refiere a la fijación de precios hay sectores en los que la inteligencia artificial ya juega un papel esencial: comercio online (Amazon), transporte aéreo (Iberia), publicidad online (Google), etc. Lo realmente disruptivo es que llegará un momento en que el proceso será tan sofisticado, que quizás escape a nuestra comprensión debido al machine learning (si esta idea te parece intrigante te recomiendo la lectura de esta publicación de Enrique Dans: «Cartas al CEO: Machine Learning»).
Ahora bien, ¿qué va a ocurrir con las estrategias de las compañías? ¿Van a ser decididas por sistemas de inteligencia artificial? ¿Y en el sector joyero? ¿Qué crees que va a pasar?
No hay respuestas taxativas a todas estas preguntas, pero desde luego parece razonable pensar que, entre otras cosas, la tecnología va a ayudarnos a predecir el comportamiento y las preferencias de los consumidores: características de los productos y servicios que van a demandar, cuándo y dónde van a hacerlo, etc. Como es evidente, saber esto es crucial para tomar decisiones en relación a asuntos tan importantes como portafolio de productos, calendario de aprovisionamientos, dimensionamiento el equipo humano, canales más adecuados para llegar al consumidor, etc.
Ahora bien, hay algo para lo que los algoritmos predictivos van a necesitar aún cierto recorrido: por el momento no pueden sustituir nuestra capacidad de comprender la historia del ser humano y su narrativa. Es necesario interpretar la información y, aunque las inteligencias artificiales jugarán un papel cada vez más importante, por ahora van a servir de apoyo para la toma de decisiones de naturaleza estratégica.
El sector de la joyería se caracteriza por su enorme atomización: está compuesto por una inmensa mayoría de pequeñas empresas, junto a algunas compañías grandes y medianas. Todas ellas van a tener que subirse al carro de la revolución digital si aspiran a sobrevivir, pero las grandes dispondrán de muchos más recursos para hacerlo. Por eso es tan importante que las empresas pequeñas permanezcan muy atentas, jueguen sus bazas con acierto y arriesguen cuando sea necesario… puesto que, si no lo hacen, desaparecerán. Cuanto antes se pongan manos a la obra, mejor que mejor.
¿Gestionas una pequeña empresa dedicada a la joyería artesanal? ¿Te dedicas al diseño independiente de joyas de vanguardia? ¿O tienes, quizás, una pequeña tienda, con su taller, especializada en la venta de joyas? No creas ni por un instante que vas a poder mantenerte al margen de esta dinámica. Es imprescindible que comprendas este nuevo escenario y que actúes en consecuencia porque si no lo haces acabarás por encontrarte en una situación de clara desventaja frente a empresas competidoras. El que avisa no es traidor, como dice el popular refrán.
¿Te estás preguntando qué puedes hacer?
- Por una parte, sacar el máximo partido a tus fortalezas.
- Por otra parte, buscar alianzas para paliar las amenazas e invertir tus recursos con acierto para atajar las debilidades que tiene tu negocio (como todo proyecto empresarial).
Nuestro curso «El futuro de la joyería en el canal retail: claves para triunfar en el S. XXI» ha sido concebido para ayudarte a entender este nuevo escenario y a prepararte para un futuro que ya está aquí (cuenta con una unidad didáctica completa dedicada a la revolución digital que está protagonizando la humanidad… y nuestro sector, por supuesto). Y si necesitas ayuda para ir más allá, seguro que los servicios de consultoría que ofrecemos en 925lab despertarán tu interés.
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