¿Te gusta el cine? ¿Admiras a Brad Pitt? Si has respondido de forma afirmativa a estas dos preguntas (o a la segunda de ellas), quizás te interese la película Guerra Mundial Z (World War Z en inglés), un largometraje estadounidense que se estrenó 2013. Esta película, dirigida por Marc Forster y protagonizada por Brad Pitt, está basada en la novela homónima de Max Brooks (con la que poco tiene que ver, a decir verdad) y fue un éxito de taquilla. ¿Tu respuesta a las dos preguntas anteriores ha sido negativa? No te preocupes, ya sé que no estás aquí para recibir recomendaciones cinematográficas. Saco a colación esta película por un detalle de su guión que apuesto a que te va a parecer tan intrigante como a mí.
En un momento determinado, Gerry Lane (personaje interpretado por Brad Pitt) pregunta a Jurgen Warmbrunn (Ludi Boeken), agente del Mossad israelí, cómo pudieron prever la catástrofe que desencadena todo. Warmbrunn responde:
“Siempre que nueve miembros del consejo estuvieran de acuerdo en algo de manera unánime, el décimo necesariamente tenía que estar en contra de los otros nueve (aunque, en verdad, pensara igual que ellos). Asumir la postura contraria, significaba contradecir la opinión de los nueve restantes».
Lo cierto es que no parece que el gobierno de Israel aplique esta «regla del décimo hombre» tal cual, aunque sí recurre a mecanismos similares. En cualquier caso, no es nada nuevo… seguro que te suena el concepto de «abogado del diablo», ¿verdad? Soy José Francisco Alfaya, impulsor de 925lab, y te invito a que descubras cómo aplicar esta idea para fortalecer tu negocio.
El abogado del diablo
Como sabes, se trata del término que alude a una persona que ha sido designada para defender una posición discrepante (en la que puede creer o no) con el propósito de poner a prueba la solidez de los argumentos que gozan de apoyo mayoritario.
Esta figura del advocatus diaboli resulta de gran utilidad para prevenir los sesgos propios del «pensamiento de grupo». El pensamiento de grupo es un concepto acuñado en 1972 por psicólogo Irving Janis para referirse al proceso que provoca que un grupo de personas adopten medidas negativas (o directamente irracionales).
¿Suena interesante? Espero que sí. A continuación, algunas ideas para aplicar en tu negocio este tipo de mecánicas de forma efectiva.
Aplicación en la toma de decisiones
Abogado del diablo, décimo hombre… da igual cómo queramos llamarlo, al final se trata de una especie de «Pepito Grillo» que recurre al pensamiento crítico para reforzar la solidez de las conclusiones del colectivo. Es recomendable que no siempre asuma este rol la misma persona, para evitar que se le encasille y, al mismo tiempo, obtener enfoques diferentes. Otra opción es que un tercero ajeno al grupo asuma este rol, de modo que aporte la visión de un outsider.
Ventajas
¿Qué ventajas conlleva aplicar este tipo de metodologías?
- Evitas los excesos de relajación, de complacencia o de conformismo.
- Te ves obligado a comprobar en todo momento el rigor de las decisiones de tu equipo.
- Potencias el pensamiento lateral y las incursiones fuera de la zona de confort.
- Fomentas la creatividad y la búsqueda de alternativas en todo momento.
Principios
Tres principios esenciales:
- La opción con más apoyos no tiene por qué ser la más acertada. Siempre debe considerarse, al menos, una alternativa.
- Es recomendable habilitar varios filtros en la toma de decisiones.
- Cualquier idea puede ser cuestionada y los errores forman parte del proceso de reflexión.
Y mucho ojo con:
- Un exceso de polarización en las posiciones.
- La «parálisis por análisis».
Conclusiones
Como es evidente, estas metodologías no son de uso exclusivo en nuestro sector. Ni siquiera son de aplicación exclusiva al ámbito empresarial. Yo te recomiendo que las utilices, ya que te resultarán de utilidad para ver las cosas de otra forma.
Si trabajas en una gran empresa del sector joyero, poner esto en práctica debería resultar «sencillo»; consejeros y consultores también jugamos un papel importante para hacer «test de estrés» en los procesos de toma de decisiones. Sin embargo, el hecho de que seas un emprendedor o de que trabajes en una micro-empresa tampoco debería convertirse en un obstáculo insuperable, ni mucho menos. Siempre podrás recurrir a personas de tu confianza (siempre y cuando sepan de lo que hablan, claro); en ese sentido la figura de un coach o de un mentor siempre resultará valiosa (si no tienes clara la diferencia entre estas figuras, te recomiento el artículo «Consultoría, coaching, mentoring… ¿qué necesitas para dar un paso adelante en la industria de la joyería?»).
¿Has recurrido alguna vez a alguna de estas metodologías? ¿Cómo ha sido tu experiencia? Compártela en el espacio habilitado bajo estas líneas para los comentarios y todos aprenderemos. Ah, y si esto te ha parecido interesante, ¿te has suscrito ya a nuestro boletín? Te invito a que te sumes ahora mismo a los cientos de profesionales de la industria joyera que ya lo reciben: suscríbete al newsletter de 925lab.
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