¿Alguna vez has barajado la posibilidad de convertirte en guía para potenciar el desarrollo profesional de un tercero? ¿O quizás te has planteado la posibilidad de contratar los servicios de un experto que te oriente y asesore? Lo cierto es que se trata de algo cada vez más habitual en España, aunque quizás no tan extendido como en otros mercados. Saber cuándo debemos pedir ayuda actuar en consecuencia es una muestra de madurez. Todos tenemos puntos ciegos y podemos mejorar con la perspectiva externa adecuada.
Ahora bien, ¿tienes clara la diferencia entre un consultor, un coach, un mentor y un asesor? ¿No? Normal, por desgracia todos estos términos se utilizan con escasa precisión. Sin embargo, si consideras que en este momento de tu carrera profesional te vendría bien el apoyo de un tercero, es primordial que sepas qué caracteriza a cada una de estas figuras, ya que es la única forma de que encuentres lo que realmente necesitas.
Soy José Francisco Alfaya, impulsor de 925lab, y a continuación voy a explicarte las diferencias esenciales entre estos cuatro tipos de profesionales. Vamos allá.
¿Asesor, coach, mentor, consultor… cómo distinguirlos?
I. Asesoría: consejos de alto valor
Un asesor es un experto en una materia determinada con un conocimiento específico superior al de su cliente. Ante una situación concreta, realiza un análisis y presta su consejo para facilitar la toma de decisiones. No toma acción ni hace seguimiento de la acción tomada por el cliente.
¿En qué tipo de empresas encontraremos asesores? Su contratación es habitual tanto en empresas de reducidas dimensiones (que no tienen capacidad para abarcar con solvencia todas las áreas técnicas relacionadas con su actividad) como en grandes corporaciones (en las que dan soporte a la alta dirección para la toma de decisiones).
II. Coaching: autodesarrollo y motivación
El coaching toma como punto de partida el hecho de que el coachee (es decir, la persona que recibe el coaching) tiene todas las respuestas en su interior. Se trata de un proceso de aprendizaje que persigue el objetivo último de conseguir el máximo desarrollo del potencial del cliente. Por consiguiente, debe ayudarle a que comprenda mejor sus motivaciones, su personalidad, sus aptitudes y actitudes, y su visión Eso sí, este proceso de acompañamiento siempre debe promover la acción y seguir el plan trazado con el cliente (en caso contrario, no sería mas que un ejercicio de reflexión).
Siguiendo, en cierto modo, la escuela de la mayéutica socrática, el coach se limita a realizar preguntas, que debe responder el coachee. Nunca debe ofrecer su punto de vista y no es necesario que sea un experto en el sector del cliente. De hecho, un profesional del coaching debería contar con formación reglada en esta materia, a ser posible en centros especializados de reconocido prestigio, y es habitual que forme parte de asociaciones profesionales como la International Coach Federation (ICF).
III. Mentoring: el ejemplo a seguir
El mentoring consiste en un proceso informal de enseñanza individual mediante el cual el mentor comparte su bagaje y conocimientos con otra persona, buscando su desarrollo profesional (y, a menudo, personal). Al tratarse de un proceso, es lógico que el mentor haga seguimiento de los progresos del mentorizado.
Lo habitual es que un mentor sea un profesional que ha alcanzado el éxito en una actividad empresarial concreta. Es, por tanto, alguien que ya ha recorrido el camino que afronta su cliente; se trata, por así decirlo, de la voz de la experiencia.
IV. Consultoría: diseño e implementación de soluciones
El consultor es un profesional independiente, cualificado para proporcionar a su cliente conocimientos que permitan resolver problemas empresariales. Su actividad se centra en la indentificación de problemas relacionados con políticas, procesos y procedimientos, o estrategías corporativas, en la recomendación de acciones para resolverlos y en la prestación de asistencia para su aplicación práctica.
Puesto que un consultor diseña soluciones para problemas concretos y, si es necesario, juega un rol activo en su ejecución, es una figura idónea para la transformación de modelos organizacionales (como es lógico, debe ofrecer una mirada imparcial sobre el existente y saber más que el cliente sobre el nuevo).
¿Necesitas ayuda?
¿Eres un trabajador por cuenta ajena en el sector de la joyería y te sientes estancado? ¿O quizás eres una emprendedora que está poniendo en marcha su firma? Sea cual sea tu caso, la visión de un tercero con experiencia en estas situaciones puede ayudarte a evitar muchos obstáculos y a tomar las decisiones más acertadas en cada momento.
925lab ofrece servicios de consultoría especializada para el sector de la joyería, con una metodología propia que toma la marca como brújula de la organización y que se desarrolla en un proceso dividido en cuatro fases:
- Análisis.
- Diagnóstico
- Estrategia.
- Plan de accion.
Sin embargo, recientemente hemos recibido algunas solicitudes de servicios que no se limitan a la resolución de un problema concreto, sino que requieren un proceso de acompañamiento más propio del mentoring.
Como hacer oídos sordos a las solicitudes de nuestros clientes, tanto actuales como potenciales, no tiene ningún sentido cuando podemos ayudarles, hemos decidido poner en marcha un completo servicio de acompañamiento profesional que, por su especial importancia, presto yo mismo. Puedes descubrir más acerca de este servicio en la sección correspondiente de la web de 925lab: Mentoring.
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