La gestión financiera desempeña un papel fundamental en el éxito de cualquier empresa y es en este contexto en el que nos topamos con la cuestión del endeudamiento. El endeudamiento puede ser una palanca muy poderosa para lograr crecimiento, pero también encierra peligros que no deben ser ignorados. De ahí que sea tan importante emplearlo de forma adecuada.
Soy JFA, impulsor de 925lab, y te invito a explorar conmigo la cuestión del endeudamiento en el contexto de la gestión empresarial, poniendo el foco en la industria de la joyería.
Implicaciones del endeudamiento financiero para las empresas del sector joyero
Hace no demasiado dediqué un artículo breve a la cuestión de la reinversión de beneficios (“¿Reinvertir beneficios o no?”). Es un asunto importante, como lo es la gestión del endeudamiento corporativo que ahora vamos a abordar. El endeudamiento puede jugar un papel clave para aprovechar oportunidades, pero mal utilizado puede poner en jaque a cualquier empresa. Por eso es primordial acertar en este tipo de decisiones.
Recurrir al endeudamiento es una opción válida para lograr distintos objetivos: desde acceder al capital necesario para acometer un proceso de expansión hasta manejar situaciones de falta de liquidez de manera estratégica, por poner un par de ejemplos. Sin embargo, es fundamental que nunca pierdas de vista tus objetivos comerciales y financieros para garantizar que estás utilizando el endeudamiento como herramienta para el crecimiento, no para poner en peligro la viabilidad de tu proyecto.
La gestión adecuada de la deuda es un equilibrio entre el presente y el futuro financiero de tu empresa. Al aplicar estrategias de gestión de deuda certeras, como una planificación presupuestaria afinada o una refinanciación inteligente, tienes la posibilidad de asegurar la estabilidad financiera de tu negocio.
Llegados a este punto, y ya que aún no lo hemos hecho, tiene sentido que entremos a definir el concepto de endeudamiento y qué funciones cumple.
Comprendiendo el concepto de deuda y su función en la gestión empresarial
La deuda, tan temida como muchas veces necesaria, desempeña un papel clave. En consecuencia, comprender su impacto en la salud financiera de cualquier organización es imprescindible.
La financiación o endeudamiento externo hace referencia a todas las obligaciones de devolución, por parte de la empresa, de fondos obtenidos. Por su parte, la deuda financiera lleva implícita el pago de gastos derivados de esta devolución diferida en el tiempo (como comisiones o intereses).
Tal y como hemos comentado, la deuda es un mecanismo que hace factible la obtención de recursos inmediatos a cambio de un compromiso de reembolso futuro. Estos recursos pueden provenir de distintas fuentes, como préstamos bancarios o créditos comerciales. La deuda puede clasificarse según su plazo y su coste, viéndose supeditada a las condiciones del mercado financiero en lo que a tasas de interés y exigencias de solvencia se refiere.
Tomando como punto de partida que el endeudamiento nunca es gratuito (incluso sin comisiones e intereses representa una pérdida de solvencia crediticia), adoptar la decisión de endeudarse requiere considerar el delicado equilibrio entre el corto y el largo plazo. Su gran virtud es que facilita el acceso al capital necesario para inversiones orientadas al crecimiento empresarial, permitiendo incrementar la capacidad de inversión y ofreciendo flexibilidad en momentos estrés financiero.
¿Qué es el ratio de endeudamiento?
El ratio de endeudamiento revela la proporción entre fondos propios y deuda en un negocio determinado. En esencia, se trata de un cociente entre esos dos valores, aunque lo habitual es tener en cuenta el valor neto de los fondos propios y el pasivo fijo (deudas y obligaciones que tiene una empresa a largo plazo) y/o el circulante (deudas y obligaciones que tienen una duración menor a un año).
Es posible que te estés preguntando si existe un ratio de endeudamiento ideal. Lo cierto es que no existe un “valor universal”, ya que cada empresa va a tener un ratio diferente en función de su capacidad para generar flujos de caja, presentes y futuros. Dicho lo anterior, suele tomarse como referencia un valor entre 0,4 y 0,6 como algo razonable para el ratio de endeudamiento. Cuando la ratio es superior la empresa tiende a estar sobreendeudada, mientras que cuando es inferior la empresa puede tener un “exceso” de capital propio ocioso.
Este indicador proporciona una visión clara de la estructura financiera de tu negocio y su capacidad para cumplir con las obligaciones que ha contraído. Como es natural, mantener un nivel adecuado de endeudamiento te permite afrontar momentos de incertidumbre con más facilidad y reducir la dependencia de terceros.
Buenas prácticas en la gestión del endeudamiento corporativo
El objetivo principal debe ser obtener los recursos necesarios para impulsar crecimiento sin incurrir en gastos financieros excesivos.
El primer paso para para determinar la capacidad de endeudamiento de una empresa suele ser analizar su flujo de caja (hablaremos esto un poco más adelante), para pasar, a continuación, a analizar otros parámetros relacionados con su solvencia (capital fijo, posibles avales, ratio de endeudamiento, etc.). Además, una de las particularidades de nuestro sector es que en muchas ocasiones es posible utilizar las existencias disponibles como colateral para obtener financiación (es una de las ventajas de trabajar con un metal precioso como el oro). Resulta pertinente puntualizar también que una selección afinada de fuentes de financiación siempre será esencial para una gestión racional del endeudamiento.
Seguro que te has fijado en que hablo de crecimiento en todo momento. La gestión de una empresa no se aleja en exceso de la gestión de una economía doméstica en el sentido de que recurrir al endeudamiento para financiar gasto corriente es un error grave, como lo es incurrir en una deuda excesiva. El endeudamiento es idóneo para invertir y, de forma transitoria, para resolver necesidades puntuales de liquidez, pero nada más… nunca para destinarlo a paliar desquilibrios permanentes entre ingresos y gastos.
Te pongo un par de ejemplos a pequeña escala para que lo veas claro.
- Imagínate una pequeña empresa que tiene lanza una colección de joyas fabricadas con una prensa hidráulica. La colección gusta y poco a poco va generando ventas crecientes de manera diversificada entre la cartera de clientes, de modo que los plazos de entrega comienzan a extenderse. En un escenario como ese puede tener sentido plantearse si invertir en la adquisición de una segunda prensa hidráulica que permita dar respuesta a la demanda será rentable. Como es natural, es necesario considerar la situación financiera actual y el esfuerzo a realizar (¿recuerdas el ratio de endeudamiento?), el tiempo de amortización, la rentabilidad esperada en comparación con otras alternativas de inversión… y, en definitiva, los distintos escenarios posibles para tener muy claro el riesgo que se está asumiendo.
- Imagina ahora un emprendor que lanza un nuevo proyecto. Por desgracia, no tiene la acogida que esperaba y no logra generar beneficios, con lo que va, poco a poco, descapitalizándose hasta que llega a la conclusión de que necesita ayuda externa para reorientar su negocio y contacta con un consultor, dispuesto a pedir un préstamo para pagar sus servicios. Como consultor, puedo decirte que, por una cuestión de ética profesional, no aceptaría a un cliente en esas circunstancias. La consultoría de negocio, salvo en escenarios muy concretos (que también los hay), rara vez puede garantizar resultados en una situación como la descrita… si a esto sumamos la situación de sobreendeudamiento del emprendedor, se trata de una luz roja clara. Todos queremos vender, por supuesto, pero me consta que si cerrar un negocio es duro, hacerlo con deudas pendientes lo es mucho más.
Si hay algo que siempre debes tener muy presente es que el único endeudamiento positivo es aquel que redunda en una mejora financiera a largo plazo. Especialmente si esa mejora es cierta (es decir, está confirmada).
La gestión del capital en tu negocio
Una gestión eficiente del capital de tu negocio, y muy especialmente del circulante, es primordial. Aclaro que se entiende por “capital circulante” aquella parte de los activos de tu empresa que son susceptibles de ser convertidos en dinero en plazo inferior a un año y es la diferencia entre activo y pasivo corrientes.
A continuación voy a centrarme, de forma muy breve, en tres parámetros clave: gestión de inventario y deudas pendientes de cobro, política de crédito comercial y optimización del flujo de caja.
1.- Gestión de inventario y facturas pendientes de cobro
En un sector como el nuestro, en el que tanto el aprovisionamiento de materias primas como de producto terminado requiere un esfuerzo de inversión considerable, la optimización del inventario y la monitorización de las deudas pendientes de cobro tienen una importancia capital.
Por un lado, mantener niveles adecuados de existencias, en función de las previsiones de venta, te ayudará a evitar tanto “descontroles” que inmovilicen capital en exceso como la falta de capacidad para servir los productos demandados por tus clientes. Tradicionalmente en nuestro sector siempre ha existido cierta tendencia a acumular más existencias de lo necesario, olvidando que la rotación de inventario es un indicador clave de desempeño importantísimo. Dicho de otra forma, para que nos entendamos: una tienda de joyería no es un museo, es decir, hay que tener mucho cuidado con la acumulación de género que no se vende en el plazo previsto.
Por otro lado, una monitorización idónea de las deudas a tu favor tendrá como objetivo garantizar una recuperación oportuna de tu inversión, mejorando la liquidez y reduciendo el riesgo de incobrables. Como acreedor, nunca descuides el seguimiento de las deudas que tienes a tu favor con tus clientes.
2.- Política de crédito comercial
Y, hablando de deudas a tu favor, tiene sentido traer a colación que el crédito comercial, es decir, las facilidades de pago que ofrezcas a tus clientes, es también endeudamiento (en el sentido de que en este escenario eres tú el que estás financiando a tus clientes). Como es evidente, para tu flujo de caja no es lo mismo cobrar a la vista que hacerlo a 30 días. Por consiguiente, es más que recomendable que revises de forma periódica las condiciones de pago que estás ofreciendo a tus distintos clientes, ya que quizás haya clientes para los que ya no se justifique ofrecer ciertos planteamientos (aquellos casos en los que el volumen de negocio con ellos se ha visto reducido) y otros con los que ocurra todo lo contrario (aquellos con trayectoria ascendente en su volumen de compra).
Tu objetivo debe ser mantener un equilibrio entre ofrecer facilidades de pago atractivas, atendiendo a la situación del mercado, y garantizar la salud financiera del negocio.
3.- Optimización del flujo de caja
Como sabes, el concepto de flujo de caja hace referencia a las salidas y entradas de dinero en efectivo. Cualquier empresa necesita disponer de liquidez para afrontar sus compromisos de pagos en el día a día, de ahí que mantener un flujo de caja saneado sea esencial. Esto implica la anticipación de posibles fluctuaciones y contingencias, y contribuye a la estabilidad financiera y al crecimiento ordenado de cualquier negocio.
Se trata, en última instancia, de maximizar los recursos disponibles y minimizar los riesgos asociados a la falta de liquidez, puesto que la gestión inadecuada del capital circulante es una de las principales causas de mortandad empresarial.
Gestión inteligente del endeudamiento
A estas alturas supongo que no hace falta aclarar que una gestión eficiente del endeudamiento es obligatoria para gestionar un negocio de manera eficaz. Este es el motivo por el que también quiero dedicar unas líneas a la refinanciación y la reunificación de deudas, ya que son medidas que pueden aliviar la carga financiera y proporcionar un mayor margen de maniobra en términos de liquidez y rentabilidad.
Buscar condiciones de refinanciación más favorables es una práctica recomendable para optimizar la estructura de capital de la empresa, reducir costes financieros y liberar recursos para inversiones estratégicas. En consecuencia, deben formar parte de la planificación financiera de cualquier empresa. Eso sí, hay que fijarse muy bien en la “letra pequeña”, porque incurrir en errores en este ámbito suele salir muy caro.
Conclusiones
No cabe duda de que la capacidad de gestionar el endeudamiento corporativo de manera inteligente puede marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso. Mantener un equilibrio entre crecimiento y estabilidad financiera es un desafío constante que requiere visión estratégica y diligencia en la toma de decisiones financieras. ¿Cuál es tu experiencia en este ámbito? ¿Qué recomendarías (y qué no)? Compártelo en el espacio reservado para los comentarios y todos aprenderemos.
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