A lo largo del siglo XX se popularizó la utilización del anillo de oro con diamantes para la petición de mano. Todos podemos visualizar la romántica escena en que el pretendiente se arrodilla, extrae un pequeño estuche del bolsillo de su americana, lo abre, mostrando la joya a su enamorada, y pregunta… ¿quieres casarte conmigo?
Sin embargo, todo cambia… incluso esta tradición en particular, puesto que cada vez son más los hombres que prefieren plantear de manera distinta la cuestión de la alianza matrimonial. No cabe duda de que siempre ha sido una elección delicada, ya que nadie quiere equivocarse al escoger un regalo tan especial como éste y lo cierto es que las probabilidades de errar son elevadas… recuerdo un estudio que afirmaba que una de cada de tres prometidas no estaba a gusto con su anillo. Y, además, la realidad es que se trata de una decisión cada vez más comprometedora. ¿Por qué? Porque hoy la inmediatez y la difusión de la respuesta es más potente que nunca gracias al efecto de internet. ¿Qué capacidad de viralización puede tener una foto de un anillo matrimonial en una red social? Si la popularidad de la persona que publica esta fotografía es elevada, puede ser exponencial. Como, además, los seres humanos siempre tendemos a compararnos, surgen las preguntas incómodas… ¿será el diamante demasiado pequeño? ¿Hubiera sido preferible otra talla? ¿Y si el diseño del anillo no convence a la novia? ¿Contará con la aprobación familiar? Un sinfín de preguntas que, aunque parezca mentira, complican la situación de forma insospechada.
Por eso son cada vez más los hombres que cambian de enfoque y optan por preguntar primero y, contando ya con un «sí quiero», agenciarse con el anillo ideal más tarde. ¿Cómo? Hay dos opciones que van ganando protagonismo: escogerlo o diseñarlo conjuntamente. Ambas posibilidades garantizan el acierto y, además, la segunda de ellas implica que será una pieza única, manufacturada a medida. Existe también una tercera opción, claro, invitar a la afortunada a que ella misma escoja su anillo (algo que encaja, sin duda alguna, con una tendencia al alza que se aborda en la entrada del blog de 925lab «Las mujeres toman las riendas del consumo de joyería»).
Tengo curiosidad… ¿has percibido esta tendencia entre tus clientes? Si es así, ¿qué estás haciendo para aprovecharla? ¿Ha cambiado de alguna forma cómo te diriges a tus potenciales clientes? ¿Ofreces servicios de diseño personalizado para novios? Comparte tu experiencia con nosotros y todos tendremos la oportunidad de aprender de ella. ¡Gracias!
Recuerda que esta serie cuenta con varias entregas:
- Las tradiciones cambian… ¿lo hacen también tus joyas? (parte I): anillos de pedida y alianzas
- Las tradiciones cambian… ¿lo hacen también tus joyas? (parte II): baby showers
- Las tradiciones cambian… ¿lo hacen también tus joyas? (parte II): próximamente