Afronto este artículo con la firme intención de pasarme una buena temporada sin escribir de nuevo acerca del mercado del diamante. No es que dedicar atención al diamante tenga nada de malo, ni mucho menos… de hecho, si lo hago es por su indiscutible importancia para nuestra industria; sin embargo, creo que debo dedicar atención a otras cuestiones que también la merecen y, por consiguiente, eso pienso hacer. Eso sí, hoy toca hablar de diamantes… ¿vamos allá?
A lo largo de los últimos meses he publicado varios artículos acerca del impacto del diamante sintético, dando el pistoletazo de salida en junio de 2018 con «¿Te preguntas cómo va a proteger De Beers a los diamantes de extracción? Lightbox es la respuesta». En este artículo explicaba que De Beers ha apostado por su marca de joyería con diamantes sintéticos Lightbox para (1) reposicionar al diamante sintético como gema «de segunda categoría» y (2) luchar por la creciente porción de tarta que suponen los diamantes sintéticos en el mercado de la joyería; sin embargo, este movimiento estratégico no está exento de riesgos, ya que también supone un respaldo formidable para este producto (algo sobre lo que reflexioné un mes más tarde en el artículo «De Beers, Lightbox y la caja de Pandora»).
Son muchos los que defienden que el diamante natural va a resistir sin despeinarse los envites del diamante sintético. Yo, sin embargo, no pienso lo mismo. Por una parte, porque el diamante sintético tiene todo a favor para ganarse el corazoncito de los consumidores que demandan productos «sostenibles» (a esto dediqué el artículo «¿Y si el diamante sintético fuese la opción natural?», publicado en noviembre de 2018). Por otra parte, porque la popularización del diamante sintético puede poner en riesgo la extracción de diamantes naturales (y sobre esto quiero reflexionar hoy).
En primer lugar es primordial tener en cuenta que los principales yacimientos de diamantes en todo el mundo cuentan con fecha de caducidad (más detalles en este artículo publicado en el diario Gold&Time: «Las grandes minas de diamantes se secarán en 60 años»). Es cierto que los avances tecnológicos pueden hacer viable la explotación de recursos mineros que no serían rentables a día de hoy, tal y como ha venido ocurriendo con el petróleo, pero hay otro factor que puede forzar que los acontecimientos se precipiten: el diamante sintético.
El 8 de febrero la revista JCK Magazine publicó una entrevista a Richard Garard, Secretario General de la International Grown Diamond Association (IGDA), realizada por Rob Bates, News Director de esta publicación. En esta entrevista Richard Garard aportó datos acerca de la creciente sustitución de los diamantes de pequeñas dimensiones («melee») de extracción por sintéticos, que coinciden con los expuestos por el propio Rob Bates en el artículo «Are Lab-Grown Diamond Prices Rising or Falling?». ¿A qué obedece esto? Por una parte, los consumidores los están aceptando con relativa normalidad y, por otra, para el minorista supone recuperar unas márgenes comerciales perdidos tiempo ha. Este fenómeno también lo corrobora el prestigioso analista especializado en el mercado del diamante Edahn Golan en su artículo «LGD Prices – Not What You Might Expect», del que voy a destacar un párrafo:
«Si las compañías diamanteras quieren preservar el mercado en el que están operando, tienen que despertar ya y comenzar a moverse. En otro caso, el desastre puede estar a la vuelta de la esquina. La explicación económica es sencilla: la mayor parte de las minas de diamantes producen un abanico de productos, desde piedras muy pequeñas de baja calidad hasta grandes bellezas que deslumbran. Precisamente porque los mineros necesitan vender toda la producción para que su actividad merezca la pena desde el punto de vista económico, cesarán su actividad si no pueden vender productos de calidad baja y media. Sin los básicos, nada será extraído, ni ofrecido».
Creo que la explicación es clara y fácil de entender para cualquiera, pero las consecuencias de algo así no lo son tanto… una de ellas sería la posible revalorización de los diamantes de extracción a medio y largo plazo, desde luego. Sea como fuere, el tiempo nos sacará de dudas.
Y ahora hagan sus apuestas: ¿cuáles van a ser los efectos reales del diamante sintético para nuestra industria?
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Edit 16/03/2021.-
Para ampliar información: «¿Cómo evitar que el Iceberg del mercado del diamante se derrita?» por Ya’akov Almor en Gold&Time el 16 de marzo de 2021.
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